Fuente-Álamo y el Agua
Fuente-Álamo es agua y naturaleza. Vamos a recorrer una selección de parajes donde la naturaleza adquiere gran valor por el agua.
En este municipio se pueden diferenciar tres franjas a lo largo de norte a sur, según el relieve y la forma en se manifiesta el agua. La más oriental, que limita con el municipio de Jumilla, es la de mayor altitud, cuyos cerros están ocupados por los parques eólicos de Los Almendros (Jumilla) y de Los Pedreros (Fuente-Álamo). Aquí, entre las vaguadas se excavaron fuentes artificiales. En la franja intermedia el agua ya se manifiesta en manantiales naturales, en los tramos iniciales de unas ramblas que se abren paso hacia una amplia cañada, es la tercera franja, surcada por los cauces que descienden de norte a sur para coincidir en el extremo meridional del municipio, donde está el embalse que comparte con Ontur. Aguas abajo, el arroyo que forman se une al de Tobarra, cerca de Minateda, para desembocar en el río Mundo. Hidrológicamente, Fuente-Álamo es, sin duda, parte de la comarca natural de los Campos de Hellín.
En el parque del Cerrico Bellote se puede aprovechar el fácil acceso hasta la cumbre de cualquiera de los dos cerros, entre los que se encuentra, para contemplar las vistas que alcanzan la mayor parte del municipio y comprobar la descripción anterior.
La plaza del pueblo (donde está el panel) se formó entorno a la fuente y el álamo que dieron nombre a esta localidad. Pero para conocer un ejemplo en su estado original proponemos desplazarnos hacia el extremo norte y de mayor altitud del municipio. A cinco kilómetros del núcleo urbano, junto a la carretera hacia Almansa, encontramos la Fuente del Escaramujo situada en el inicio de la rambla del mismo nombre. Se aprovechó el desnivel para la boca de la galería (“minao”). El frente de la excavación se protegió de las aguas torrenciales con un muro de mampostería. La longitud de la excavación dependía de las condiciones hidrogeológicas y del caudal que se quería drenar. Hoy no nace agua, pero más abajo, junto a la carretera, en épocas de abundantes lluvias se forma una charca que delatan varios chopos, o álamos negros, lombardos (populus nigra var. italica). Con el agua de estas fuentes se podía saciar la sed propia, la del ganado y, a más, cultivar las pequeñas huertas de las casas de campo, que subsistieron a lo largo de todo el municipio hasta medidos del siglo XX, cuando fueron abandonadas en busca de las comodidades que ofrecían los núcleos urbanos.
Al sur del pueblo, junto a la carretera de Hellín y la ladera meridional del cerro Mainetón, encontramos un ejemplo de manantial en el paraje Los Chortales, que es llamado así porque el agua aflora de forma natural formando pequeñas charcas. La existencia de agua y la buena comunicación eran las condiciones propicias para la existencia de varias casas de campo, donde hubo población estable dedicada a la agricultura. Entorno al cauce prolifero una amplia olmeda. El paraje fue degradándose a partir del despoblamiento y la devastación natural de los olmos por la enfermedad de la grafiosis. En la actualidad los síntomas de regeneración vegetal, aquí y en otros lugares de la comarca, permiten volver a disfrutar de estos espacios, que son pequeños pero tienen gran interés natural.
Cambiamos la carretera anterior por la de Pétrola o la de Corral-Rubio, las dos cruzan la amplia cañada, a través de la que se abren paso las numerosas ramblas destacadas por los chopos de sus orillas. Estos son los únicos árboles que sobresalen del extenso manto de viñedos. Su cultivo era la razón de haber aquí también casas de campo, para cuyo abastecimiento, a falta de cauces superficiales continuos, se excavaban pozos o se almacenaba el agua de escorrentía en aljibes. Recomendamos llegar hasta el tramo de la Rambla de La Plata que está al norte de El Cotico, porque ambos parajes son los de mayor valor natural de este municipio por su extensión y diversidad de flora.
En el recorrido por el municipio de Fuente-Álamo comprobaremos que comparte con el resto de esta comarca la agricultura mediterránea de secano basada en los cultivos de la vid, el olivo y el almendro. Y también la diversidad de su arquitectura rural vernácula. En las grandes explotaciones, las más alejadas del núcleo urbano, sus dueños y trabajadores vivían en el caserío de la misma propiedad. Y en los parajes que han sido parcelados en minifundios, donde la población sólo acudía en tiempos de labores, para poder tener un habitáculo o custodiar útiles, se construían pequeñas edificaciones, como casutos, que tienen las mismas características que una pequeña vivienda. O bien, era suficiente con un refugio mucho más reducido, de escasa altura y construidos sólo con piedra obtenida de la roturación del terreno, e incluso con “piedra seca” sin uso de argamasa ni revestimiento. Se les llaman cucos si tienen planta circular y cubierta esférica. Cuando la forma es rectangular son llamados chozos, pero en otros lugares se cubren con ramas, los que existen aquí también tienen una bóveda de piedra.
Ninguno de los cauces de este municipio fue suficiente para el funcionamiento de molinos de agua harineros, por ello en el núcleo urbano existieron una tahona, movida con caballería, y dos molinos de viento, del tipo cartagenero. Es la última prueba que ofrecemos sobre las raíces culturales que esta comarca tiene entre La Mancha y la Región de Murcia.
Para conocer más de la relación agua y patrimonio recomendamos la visita a Albatana (su panel está junto al lavadero) y para conocer más de la relación agua e historia recomendamos la visita a Ontur (su panel está junto al puente sobre el arroyo).