Vista panorámica desde Cabeza Llana
La Sierra de Cabeza Llana, cuyo vértice tiene 710 metros de altitud, entre los valles de Hellín y Agramón, estaba en el centro de la dehesa para los ganados que servían de “carnicería” a la villa desde tiempo antiguo y que se extendía hasta las sierras que delimitan esta vista.
Los pastos de dichos valles fueron cediendo terreno a las labores de las antiguas alquerías, conforme se asentaba nueva población en las actuales pedanías. La ampliación de los regadíos en la segunda mitad del siglo XX convirtieron las navas de secano en huertos de hortalizas y frutales. Algunos de ellos en los albores del siglo XXI se han reconvertido en huertos solares donde el fruto es la electricidad. En las sierras, se primó el cultivo del esparto a expensas del resto de la vegetación natural.
Y hoy en ésta de Cabeza Llana se han abierto nuevas canteras de biocalcarenita. Es la misma piedra fósil extraída de varios yacimientos desde la antigüedad y usada en la mayoría de los edificios singulares de esta comarca.